“Empieza la última semana. El recorrido pasa por Gap, subirá por el puerto de Manse, vuelve a bajar y se atraviesa la meta después de un pequeño bucle. De camino a los Alpes, la etapa no podía ser llana, pero tampoco es muy dura; se trata de una subida ligera. Resulta propicia ante todo para un corredor del estilo de Flecha o García Acosta, en resumidas cuentas, para los veteranos que saben atravesar puertos como Dios manda. Habrá que estar bien atento, porque después de la segunda jornada de descanso siempre pasa algo, incluso de lo más imprevisto. En 2003, para evitar verse en el suelo tras una caída de Beloki, Lance Armstrong recorrió un tramo de ciclocross por un prado en cuesta, librándose gracias a un puro reflejo. La etapa pasó a un primer plano por algo que nadie podía prever”.
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